Capítulo quince: Manzanas caramelizadas

La persona, que reconocí instantáneamente en la oscuridad como mujer, había tomado mi garganta con un agarre fuerte y me levantó del suelo. Maldición, era fuerte. ¿Eso es siquiera posible?

Empecé a arañar sus manos en mi garganta, pateando y forcejeando, pero ella no se movió. La miré directamente ...

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