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Yalda se despertó sobresaltada.

El sudor se pegaba a su piel y las sábanas estaban enredadas alrededor de sus piernas como lianas. Su pecho subía y bajaba con respiraciones duras e irregulares. Su corazón latía como un tambor, completamente desbocado y aterrorizado.

Era de mañana y la suave luz do...

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