134

Yalda se paró frente al espejo nuevamente.

Sus manos temblaban ligeramente mientras alisaba el vestido azul oscuro que se ceñía a su cuerpo como el pecado. La abertura subía escandalosamente alta, y el escote bajaba lo suficiente como para atraer miradas, pero nada de eso importaba. No realmente. N...

Inicia sesión y continúa leyendo