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El sol de la tarde se sumergía lentamente detrás de las colinas, bañando la villa en oro. El aroma de ajo asado y tomillo hirviendo flotaba en el aire, emanando de la cocina donde Yalda estaba descalza, removiendo la salsa en la sartén.

Su camisón de seda se adhería a su piel, las tiras finas desli...

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