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La luz de la mañana se filtraba a través de las cortinas medio cerradas de la villa, pintando suaves líneas doradas sobre la cama donde Yalda yacía de lado, enredada en las sábanas y con la lenta, perezosa sensación de satisfacción.

Su cuerpo se sentía cálido y tierno; se movió ligeramente, haciend...

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