¡A SU MERCED, LIBRO DOS!

Algo acerca de estar sola en una casa donde viviste con alguien era deprimente, agotador. Había una quietud, un silencio que era casi ensordecedor, pesaba tanto en el pecho de Yalda que apenas podía respirar.

Durante tres meses, había vivido dentro de esa quietud. Después de las primeras semanas de...

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