Libro 2 Capítulo 31

Al anochecer, la casa se había sumido en una quietud tranquila, incluso el sonido de las olas parecía distante y apagado. Al despertar, Yalda se había recompuesto, se duchó y se vistió lentamente. Se sentía entumecida, su cuerpo estaba descansado pero aún le faltaba energía, y su mente estaba mayorm...

Inicia sesión y continúa leyendo