Capítulo veintiocho

El cuerpo entero de Matteo se tensó. Sus ojos se dirigieron a la puerta, midiendo la distancia para poder detenerla si intentaba salir corriendo. Flexionó los puños en los bolsillos y exhaló un largo suspiro para controlar su corazón desbocado.

—¿Qué?

—No lo sé, Matteo. No puedo concentrarme.

G...

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