Señor Archibald

Lola

Se despertó al sonido de una respiración constante. No del tipo mecánico—real, humana, pesada por el agotamiento.

Sus costillas aún dolían, la piel aún ardía donde la gasa estaba apretada, pero su cabeza estaba más clara. Menos niebla, más peso. Se giró, lenta y cuidadosamente, y lo encon...

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