Yo decido lo que doy

Enzo

El alivio no se suponía que debía sentirse como veneno.

Seis meses. Tres días a la semana. Entrenamiento.

Podría haber sido peor. Eso fue lo que ella dijo, con la barbilla alta y una sonrisa cortando su temblor. Y tenía razón. Rafael podría haber pedido otra cosa—algo permanente. Matri...

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