Chica Atta

Lola

El mundo se había reducido a cuatro paredes, una cama y el pecho de Enzo.

Tres días se difuminaron juntos como acuarela convertida en barro. Mañana, noche—no importaba. Las cortinas permanecían mayormente cerradas, la luz del día se colaba solo cuando Enzo abría la ventana para evitar que...

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