Te estás volviendo lento, viejo

Lola

Rafael estaba esperando junto a las cuerdas cuando ella salió del vestuario, con una toalla alrededor del cuello, los nudillos en carne viva pero con una sonrisa aún feroz. La mayoría del gimnasio se había vaciado, solo unos pocos rezagados fingían no mirar.

La estudió por un momento, con ...

Inicia sesión y continúa leyendo