Esto está bien

No hablaron mucho en el camino al dormitorio.

Lola se había acurrucado bajo el brazo de Enzo como si perteneciera allí—la cabeza apoyada contra su pecho, los ojos parpadeando de cansancio pero aún mirándolo como si pudiera desaparecer en cualquier momento. Él la guió suavemente por el pasillo, la m...

Inicia sesión y continúa leyendo