No te molestes, sé cómo abrir cerraduras

Lola

El horizonte se extendía, el sol sangrando por los bordes—naranja quemado y dorado sangre, proyectando sombras entre las torres y las colinas. El viento deslizándose por su piel, seco, fino y rápido, como si todo el mundo estuviera corriendo hacia algo.

Tomó un sorbo. Negro. Caliente. ...

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