Desafío aceptado

Lola

El salón olía a espresso, carbohidratos tostados y malas decisiones.

Lola entró pavoneándose descalza, con una camiseta enorme que apenas le llegaba a la mitad del muslo, el cabello despeinado como una escena del crimen, los labios mordidos y satisfechos. Caminaba como una mujer que defi...

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