Agua para salchichas de un día

Enzo

En cuanto terminó la llamada de Gino, Enzo ya estaba sobre Marco.

—¿Jefe? —contestó Marco al primer timbrazo.

—Drogaron a Lola. Alguien intentó llevársela.

Su voz era hielo sobre fuego—lo suficientemente plana como para parecer calmada, pero cada sílaba llevaba el peso de una pistola...

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