Cazamos

La ciudad pasaba borrosa por las ventanas del SUV en ráfagas de neón y sombra. Enzo se inclinaba hacia adelante en el asiento, con los antebrazos apoyados en las rodillas, cada músculo tan tenso que podría romperse. Su mandíbula estaba tan apretada que le zumbaba en el cráneo. Gino conducía rápido p...

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