El velo rasgado.

En un traje elegante, salí del coche, solo.

No pude convencer a Spades de asistir. Eligió pasar la noche con su madre en el hospital. No podía culparlo. Caine y Marie salieron de su coche.

—¡Oh, no seas tan aguafiestas!— Marie me sonrió, deslizando su mano en la mía.

Sonreí ante su calidez y la l...

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