21

ARIA

Me quedé allí, esperando a que Sandro regresara con una toalla.

Mi respiración agitada finalmente se había calmado, y mi ritmo cardíaco se había desacelerado lo suficiente como para relajarme por completo.

Había un dolor palpitante entre mis muslos, que se extendía por mis piernas hasta el punt...

Inicia sesión y continúa leyendo