En una bonita celda

—Buenos días…— murmuro suavemente a la cámara, dejando que una pequeña sonrisa florezca— inocente, pulida, de esas que flotan en las pantallas pero nunca llegan a los ojos.

Me muevo a través de las acciones lentamente, deliberadamente, como un ritual:

— Destapando un frasco de crema y aplicándola en...

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