Soy nuevo

Una sonrisa torcida curvó su boca, cansada pero inconfundiblemente suya.

—Hola, mon Éloïse—murmuró, su voz baja y áspera, un fantasma de humor entrelazado con el agotamiento.

Por un momento, solo lo miré. Mis rodillas casi cedieron, el peso de la incredulidad demasiado pesado para cargar. Él estab...

Inicia sesión y continúa leyendo