La diosa elige bien

Meter todo en la finca no fue sencillo. No podía entrar por la puerta principal, y no podía confiar en el personal. Así que lo hice yo mismo—al amparo del amanecer, escalando la pared exterior, cada caja equilibrada y atada en un silencio cuidadoso. La ironía no se me escapaba: un Alfa, heredero de ...

Inicia sesión y continúa leyendo