Este maldito desayuno

—No hice nada—dijo Fiona.

—¿A dónde ibas cuando escuchaste el supuesto ruido, Fiona?—pregunté, inclinando la cabeza dulcemente mientras dejaba mi tenedor.

La mesa se quedó inmóvil.

Era una pregunta simple—suave en la superficie—pero llena de veneno. Porque todos conocíamos las reglas. Fiona no de...

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