¿Vienes conmigo?

No lo esperaba. No esta noche. No así.

La puerta se abrió y ahí estaba él, Damien—delgado, imponente, su presencia demasiado grande para la tranquilidad de mi habitación. Mi corazón dio un vuelco antes de que mi cerebro reaccionara.

—¿Qué haces aquí?— Mi voz se quebró, sorprendida, casi enojada, a...

Inicia sesión y continúa leyendo