Parte treinta y uno

—¡Eso fue increíble! —dijo Damon mientras me seguía fuera de la sala del tribunal y nos dirigíamos a un restaurante a la vuelta de la esquina del edificio del Consejo.

—Solo hago mi trabajo —dije.

Sierra nos siguió al restaurante y conseguimos una mesa y nos sentamos. La mesera nos entregó los men...

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