Capítulo 31

AZURA.

—Déjalo despedirse —dijo Nikki, colocando su mano en el brazo de Leo.

Él no respondió, y odiaba cómo me afectaba. Por qué ese simple toque de Nikki me apretaba el corazón.

Maldita sea, Azura. Esto no eres tú.

—Por favor, no te vayas todavía. ¿Qué tal si te quedas cinco semanas más? —suplicó C...

Inicia sesión y continúa leyendo