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ARTEMISIA

Me dirigí con pesadez hacia la puerta cerrada cuando escuché un golpe en ella.

—Señora, esto es para usted —dijo un hombre, tal vez de unos veinte años, con una gorra de béisbol. No podía ver su rostro, así que me concentré en lo que tenía en la mano.

Una sonrisa iluminó mi rostro al ve...

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