Capítulo 98

Sus ojos se abren de horror.

Reprimo una sonrisa satisfecha.

—¡Tú—tú me salvaste, y ahora estás herido, y todo es por mi culpa! ¡Dios mío, no sé—solo—solo siéntate, ¡Ethan! ¡Por favor!

Oh, esto es adorable.

—No te preocupes por mí —murmuro, exagerando un poco—. Es solo un poco de sangre. Suelto un s...

Inicia sesión y continúa leyendo