Capítulo 32

Por un momento, me quedo completamente quieta, como si mi falta de movimiento de alguna manera hiciera que Vi dejara de notar mi presencia. Pero, por supuesto, eso no funciona porque escucho el sonido agudo de sus tacones acercándose, resonando en el concreto. Su voz es suave pero preocupada.

—¿Est...

Inicia sesión y continúa leyendo