Capítulo 97

Az abre la puerta de nuestro dormitorio, y al igual que los otros días desde que llegamos aquí, no dice una palabra mientras se acerca a mí, que estoy acostada en la cama. Y cuando mi hijo, esta pequeña persona por la que daría mi vida sin dudarlo, envuelve sus brazos alrededor de mi cuello y presio...

Inicia sesión y continúa leyendo