Capítulo 30

—¿Damien?

Inmediatamente abro los ojos y jadeo al verlo, sus ojos avellana me miran fijamente y literalmente me echo hacia atrás por la sorpresa de verlo.

—¿Qué haces aquí?— Observo cómo sus labios forman una sonrisa antes de que responda.

—Por si no te diste cuenta, vivo aquí. Esta es mi casa.

Rued...

Inicia sesión y continúa leyendo