Capítulo veintiséis

No puedo dormir después y Alex tampoco subió. Solo saber cuánto huele esta habitación a él, me mata por dentro. ¿Estoy empezando a—gustarme? ¿O es solo una atracción sexual? Sacudo la cabeza en desaprobación, ¿qué estoy pensando? Termino golpeándome la cabeza, lo que me hace gemir de dolor.

Estúpid...

Inicia sesión y continúa leyendo