Capítulo veintiocho

Athena

Clara sonríe, pero sus ojos muestran tristeza. Puede que no sepa cuánto ama a Clark, pero claramente sé que cualquiera—y cuando digo cualquiera—estoy segura de que cualquiera amaría a su esposo. ¡Oh, espera, corrección! Cualquiera menos yo. En mi situación.

Empieza a secar sus lágrimas caíd...

Inicia sesión y continúa leyendo