Capítulo treinta

Mis ojos se abren de par en par mientras caigo al suelo, golpeándome la cabeza contra la mesita de noche en el proceso. Refunfuñando, me froto las sienes—tratando de reducir el dolor palpitante. ¿Cuánto bebí ayer? Frunzo el ceño mientras me tomo mi tiempo para mirar a mi alrededor.

Me tomó un rato ...

Inicia sesión y continúa leyendo