Capítulo treinta y tres

Alexander

Mis ojos se desvían hacia la ventana de vidrio—viendo la ciudad de Singapur. No puedo concentrarme en la reunión en este momento, solo escucharlo hablar de alguna manera me aburre. Quedarme aquí unos días más podría matarme. Nunca me había sentido tan molesto antes cuando tengo asuntos de...

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