Capítulo treinta y seis

Mis dedos tiemblan mientras me siento incómodamente en mi asiento. El frío de la habitación me sofoca y hasta el silencio me hace estremecer. Miro hacia abajo, tratando de calmarme; todo va a estar bien. Me sigo recordando. Todo estará bien como siempre ha sido.

Bueno, eso estaba mal. Nada fue buen...

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