Capítulo treinta y siete

Athena

—¡Despierta, levántate y brilla, princesa!— oigo a Alex gritar fuerte en mi oído, haciéndome gemir de molestia antes de jalar la colcha más cerca de mí.

—Cállate— murmuro mientras cubro mi rostro con la mano, sin querer que la luz me moleste al dormir. No, no va a pasar. Una vez que dejo de...

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