Capítulo cuarenta y uno

Alexander

La observo mientras duerme plácidamente. Su cabello castaño oscuro cae sobre su rostro, cubriendo su frente. Al deslizar mi dedo por su cara, aparece un ceño fruncido entre sus cejas; haciéndome sonreír sin darme cuenta. Mis ojos se enfocan en sus labios rosados, deseando probarlos de nue...

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