Capítulo 31

—Em —dije—. ¿Estás...?

Ella sonrió.

—Sí, lo estoy. Me enteré poco después que tú, y estaba tan emocionada de pasar este embarazo contigo. —Se le llenaron los ojos de lágrimas—. Pero cuando te secuestraron me rompí. No sabía si te volvería a ver o si mis hijos conocerían a sus primos.

La abracé fu...

Inicia sesión y continúa leyendo