Capítulo 35

—Mi querida, ¿puedes calmarte un poco y dejar de intentar abrirte paso entre la multitud?

Zachary me agarró del hombro con una mano y me dio unas palmaditas en la espalda con la otra.

Lo miré con desdén—¿Por qué sigues aferrándote a mí? No te preocupes por mí, estoy bien.

Zachary levantó una ceja...

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