CAPÍTULO OCHENTA Y UNO: ASALTANDO LAS PUERTAS

—Ashina—

Las nubes colgaban pesadas en el cielo cuando los fuegos artificiales se apagaron abruptamente, la oscuridad descendiendo como un sudario sobre el reino. La lluvia caía a cántaros, implacable en su asalto a la tierra, sin importarle las inundaciones que pudiera desatar. Sentí el tirón fami...

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