La persecución

No llegué muy lejos.

Mis pies descalzos golpeaban el mármol frío, el corazón latiendo con fuerza mientras giraba la esquina hacia el ala oeste de la villa. Sabía que estaban detrás de mí, el gruñido de Matteo aún resonaba en mi cabeza, bajo y posesivo. Los había provocado demasiado en la cena. Lami...

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