Capítulo ciento veintiséis

Capítulo Ciento Veintiséis

El timbre sonó bruscamente, rompiendo el tranquilo zumbido de una mañana de domingo.

—¡Mamá, alguien está en la puerta!— La pequeña voz de Andy resonó desde la sala.

—Voy a ver—, respondió Tia, secándose las manos húmedas con un trapo de cocina.

Llevaba unos sencillos ...

Inicia sesión y continúa leyendo