Capítulo ciento veintiocho

Capítulo Ciento Veintiocho

Ella se paró con su elegancia habitual, con la barbilla ligeramente levantada, como si estuviera entrando en su propia casa.

—Buen día, señor Black. Buen día, Adam —dijo suavemente, ajustando un mechón de su cabello liso antes de dejarlo caer ordenadamente en su lugar.

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