Capítulo ciento treinta y dos

Capítulo Ciento Treinta y Dos

Nita cerró la puerta de su habitación y se apoyó contra ella por un momento, su pecho subiendo y bajando rápidamente.

Sus labios se curvaron lentamente en una sonrisa, una de esas sonrisas que llevaban tanto alivio como orgullo. Dejó caer su bolso en la silla y caminó...

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