Capítulo ciento treinta y seis

Capítulo Ciento Treinta y Seis

Nita se recostó en la cama, con el teléfono pegado a la oreja, sonriendo como si hubiera ganado la lotería.

—Te extrañaré, chica —dijo, enrollando su cabello con el dedo—. Gracias por esa idea tan considerada. Me aseguraré de que nos casemos. Ese anillo estará en mi ...

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