Capítulo ciento cuarenta y ocho

Capítulo Ciento Cuarenta y Ocho.

—¿Qué pasó?— susurró para sí misma.

Miró su reloj de pulsera. La hora la miraba de vuelta, aguda y acusadora. Ni siquiera había ido a su espacio aún, y ya estaba una hora tarde.

Su corazón latía rápido mientras sus ojos recorrían la oficina de Adam. Ni siquiera re...

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