Capítulo catorce

La luna proyectaba su suave luz a través de la ventana de la cocina, bañando las encimeras de mármol con un brillo plateado.

Tia estaba en el centro de la espaciosa cocina, con las mangas arremangadas y el cabello recogido en un moño suelto.

Después de horas investigando las comidas italianas favo...

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