Capítulo ciento sesenta y dos

Capítulo Ciento Sesenta y Dos

—¿Puedo hablar con usted, señor? Es bienvenido— dijo Caleb mientras estaba en el pasillo vacío que conducía a la oficina de Adam. Su voz era firme, pero sus ojos parecían inquietos.

—Está bien, adelante— respondió Adam, ajustando sus gemelos sin mucho interés.

—¿Pode...

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