Capítulo ciento setenta y uno

Capítulo Ciento Setenta y Uno

Nita se sentó en silencio en el asiento trasero, con los dedos fuertemente entrelazados sobre su regazo. Su pecho subía y bajaba rápidamente mientras el coche avanzaba lentamente por el largo camino de la finca.

Las puertas adelante estaban abiertas, el mundo exterior...

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